La mitad de Ana

Son le confiesa a su madre, Ana, que no se siente una niña; que es un niño. Confusa y bloqueada, Ana decidirá parar para poder observarle y entenderle y, en el mismo camino, entenderse a sí misma. Ana y Son son dos caras de la misma moneda: una madre que no se hace cargo de sí misma, de su propia identidad, y un niño en busca de su identidad con todas sus fuerzas.

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